Un lugar para conocer la mística cisterciense en sus más variadas manifestaciones (las tradicionales: monásticas, caballerescas-Temple y otras órdenes de caballería- y las más actuales: laicales y el zen cristiano) abierto a tod@s los que sienten interes por ella o desean encarnar en sus vidas este carisma tan plural.

lunes, 26 de octubre de 2009

La fe que duda, por Thomas Merton


Frecuentemente, olvidamos que la fe cristiana es un principio de cuestionamiento y lucha antes de convertirse en un principio de certidumbre y paz. Uno debe dudar y rechazar todo el resto para creer firmemente en Cristo, y después que uno empezó a creer, debe probar y purificar la propia fe. El cristianismo no es meramente un conjunto de conclusiones predeterminadas. La mente cristiana es una mente que arriesga purificaciones intolerables y , a veces, por cierto muy a menudo, el riesgo resulta ser demasiado grande. La fe tiende a ser derrotada por la ardiente presencia de Dios en el misterio y busca refugiarse de Él, huyendo hacia las cómodas formalidades sociales y a las seguras convenciones en las que la purificación ya no es una batalla interior sino una cuestión de gesto externo.


Thomas Merton, del libro "Paz personal, paz social"

sábado, 24 de octubre de 2009

La mística y el esoterismo, fuentes del nuevo paradigma ecuménico.


Desde muchos ámbitos se habla de que estamos viviendo un cambio de época, que está naciendo una nueva conciencia en la humanidad. Pero no todos los que defienden o intuyen esta realidad lo hacen desde las mismas perspectivas, hay mucha confusión en nuestro mundo y para algunos estas ideas son un caldo de cultivo para generar más desorden, sobre todo en el ámbito espiritual y social.

No estoy de acuerdo con aquellos que creen que vamos hacia una sociedad puramente racionalista y científica (si es que todavía hay gente que cree esto) ni con los que creen que el futuro será el de una sociedad ecléptica, fluida, en la que todo se mezcle en una confusión carente de referencias y de sentido.

Pienso que vamos a un nuevo orden, a una nueva manera de vivir, más flexible en muchos aspectos pero con referencias y valores, referencias nuevas proporcionadas por un modo nuevo de vivir la espiritualidad, y valores nacidos y orientados hacia la experiencia espiritual como único modo de alcanzar una sociedad justa y libre.

Creo que uno de los signos más significativos de esa nueva conciencia es la actual sensibilidad ecuménica. Esta sensibilidad es fruto, por un lado, de un renacer del interés por la espiritualidad, pero por otro, de un rechazo del dogmatismo y el exclusivismo de las religiones tradicionales.

Pienso que el ecumenismo es una formidable “vía” para conseguir ese orden nuevo y más humano, siempre que no lo ahoguemos (por el rechazo de laicistas radicales o fundamentalistas) ni lo convirtamos en un “caballo de Troya” que destruya las tradiciones espirituales, al mezclarlas de modo subjetivo y arbitrario.

Para evitar esto, creo que el ecumenismo debería alimentarse de dos fuerzas espirituales que lo nutran de espiritualidad equilibrada: el esoterismo y la mística.


Por esoterismo no entiendo la confusión que hoy encontramos bajo ese nombre, sino el movimiento espiritual que se articula en las diversas organizaciones que perviven en cada tradición y que se consideran herederas de la Tradición Primordial, la tradición anterior a la “caída”, es decir, a la ruptura con la naturaleza profunda o espiritual de hombre, tras el desarrollo de la conciencia racionalista y egoica. Fruto de esa “caída” es el desarrollo de un cuerpo doctrinal, simbólico, normativo dirigido al hombre racional, que constituye lo que hoy llamamos la religión o exoterismo. El esoterismo trata de ir más allá de la religión, del Exoterismo, a la experiencia espiritual anterior a esa división.

Este esoterismo tradicional es una enseñanza que va más allá de las particularidades de cada Tradición, abriendo al hombre a la experiencia espiritual que está más allá de razonamientos, conceptos o sentimientos. El esoterismo es el encargado de descubrir al hombre “caído” la riqueza espiritual que esconde el cosmos y la propia humanidad, llevándole más allá de la propia realidad formal y material, a una realidad inefable, suprarracional y suprapersonal, que ninguna religión puede monopolizar.


Sin esoterismo, el ecumenismo es un puro discurso cuando no una estrategia con fines interesados. Pero un ecumenismo puramente esotérico puede ser un verdadero peligro para las religiones, haciendo creer a algunos que todas las religiones son iguales y llevándoles a promover un sincretismo subjetivo, a la carta, que en realidad no nace de la apertura a una experiencia más allá del ego, sino de la incapacidad de salir del propio ego y entregarse a lo que nos supera.

Por eso, el esoterismo debe estar matizado por lo que los cristianos llamamos mística y que en otros pueblos es la dimensión monástica, el monacato. La experiencia monástica vive la experiencia esotérica en su propia tradición actual, presente, concreta, “exotérica”, posterior a la caída en el ego.


No huye del mundo de la limitación sino que vive lo transcendente en lo limitado, descubriendo el carácter inefable también de lo concreto e individual, manifestación única e irrepetible de lo transcendente. El monacato o la mística integra y transciende la división entre esoterismo y exoterismo.


Para el místico, su tradición es única, aporta una experiencia colectiva única, que ninguna otra puede aportar, y a la vez, sabe que hay una realidad que supera y fundamenta a todas las tradiciones. El místico sabe que no debe quedar atrapado en el mundo de las cosas concretas ni en el mundo transcendente, debe vivir la transcendencia en el tiempo y el tiempo en la eternidad. Por eso, el místico une respetando la pluralidad, se interesa por lo concreto, por lo material, por la transformación de la historia y del mundo, por las pequeñas cosas cotidianas, viendo la transcendencia que ellas manifiestan de un modo único e insustituible.


Ser capaces de vivir esta mentalidad pluralista y transcendente creo que es la única manera de construir un ecumenismo que fundamente un mundo plural y fraterno a la vez. Un ecumenismo que respete cada tradición y a l vez, sepa que hay una realidad que las supera y las fundamenta.


Los cristianos, para ello, necesitamos recuperar la dimensión esotérica y mística de nuestra tradición. Quizá esto asuste a algunos cristianos que desconocen la existencia de un esoterismo cristiano legítimo y ortodoxo, representado hoy por ciertos ámbitos vinculados a la masonería tradicional y cristiana o al martinismo. Y posiblemente también desconcierte a ciertos esoteristas que absolutizan la visión guenoniana, que considera a la mística algo “inferior” al esoterismo. Pero creo, que sólo dando a conocer, en especial a los cristianos, la importancia de estas fuentes de espiritualidad y la adecuada relación entre ellas (es decir, que la mística o monacato es más integral y completo que el esoterismo, como muy bien estaba reflejado en la Edad Media con la “supeditación” de la orden del temple al monacato cisterciense, sin perder la autonomía mutua) es posible ayudar a construir esa nueva sociedad y cultura que hoy presienten muchos, mediante la colaboración de aquellos que se sitúan en ambos ámbitos: el monástico-místico y el esotérico.

domingo, 11 de octubre de 2009

Fragmento de la Homilía de Benedicto XVI en la canonización del hermano Rafael


Tomado de




A la figura del joven que presenta a Jesús sus deseos de ser algo más que un buen cumplidor de los deberes que impone la ley, volviendo al Evangelio de hoy, hace de contraluz el hermano Rafael, hoy canonizado, fallecido a los veintisiete años como oblato en la Trapa de San Isidro de Dueñas.
También él era de familia acomodada y, como él mismo dice, de "alma un poco soñadora", pero cuyos sueños no se desvanecen ante el apego a los bienes materiales y a otras metas que la vida del mundo propone a veces con gran insistencia.
Él dijo sí a la propuesta de seguir a Jesús, de manera inmediata y decidida, sin límites ni condiciones. De este modo, inició un camino que, desde aquel momento en que se dio cuenta en el Monasterio de que "no sabía rezar", le llevó en pocos años a las cumbres de la vida espiritual, que él relata con gran llaneza y naturalidad en numerosos escritos.
El hermano Rafael, aún cercano a nosotros, nos sigue ofreciendo con su ejemplo y sus obras un recorrido atractivo, especialmente para los jóvenes que no se conforman con poco, sino que aspiran a la plena verdad, a la más indecible alegría, que se alcanzan por el amor de Dios. "Vida de amor... He aquí la única razón de vivir", dice el nuevo Santo. E insiste: "Del amor de Dios sale todo".
Que el Señor escuche benigno una de las últimas plegarias de San Rafael Arnáiz, cuando le entregaba toda su vida, suplicando: "Tómame a mí y date Tú al mundo". Que se dé para reanimar la vida interior de los cristianos de hoy. Que se dé para que sus Hermanos de la Trapa y los centros monásticos sigan siendo ese faro que hace descubrir el íntimo anhelo de Dios que Él ha puesto en cada corazón humano.

sábado, 10 de octubre de 2009

El Testamento del Padre Christian de tibherine.







Como sabéis la noche del 26 al 27 de marzo de 1996 fueron secuestrados y luego asesinados los hermanos de la comunidad de Nuestra señora de Atlas, en Tibherine, Argelia.


Todo el pueblo argelino estaba sufriendo en una especie de guerra civil entre el ejército y los islamistas radicales, los asesinatos de gran número de argelinos y de extranjeros hacían aconsejable abandonar el país. La Comunidad, cuyo superior era el P. Christian decidió compartir la suerte del pueblo de Argelia permaneciendo en su monasterio.


Los monjes eran queridos por la gente, realizaban una labor social a través de un dispensario médico (uno de los hermanos era médico) y tenían una fuerte sensibilidad ecuménica, siendo el monasterio un lugar de reunión de los monjes con una tariqa sufí, con la que compartián oración y diálogo espiritual. El Amor al Islam y al pueblo argelino fue uno de las razones que les llevó a permanecer en el lugar. Como sabéis en la espiritualidad del amor al lugar es importante en Císter.


Muchos consideraban que no era posible la convivencia de cristianos y de musulmanes, tildaban de "ingenuos" a los monjes. Sin embargo, la comunidad era un ejemplo de esa convivencia y amor mutuos.



En su muerte rodeada de misterio, atribuida a los fundamentalistas del GIA, y ahora parece que debida al ejército argelino, se mezclaron diversos intereses políticos y propagandísticos de los que los monjes fueron víctimas inocentes, como tantos hombres y mujeres de Argelia.



Francia, el gobierno argelino y los grupos fundamentalistas parecen tener responsabilidad en todo este asunto, que destapa la hipocresía de Occidente y la brutalidad fundamentalista. De todas formas, todo sigue rodeado de bastante misterio y de manipulaciones diversas para evitar que se aclare la cuestión que tendría consecuencias diplomáticas y de Estado, de probarse la culpabilidad del ejército argelino y de los servicios secretos franceses.



Aquí os dejo el testamento de Christian, escrito un año antes, consciente de la posibilidad de morir asesinado. Quizá lo más destacado de estos hechos es el sentido comunitario de su muerte, es una comunidad que, vinculada al pueblo, es asesinada por fuerzas irracionales movidas por intereses políticos diversos. Y, sin embargo, su testimonio consigue vencer a sus enemigos denunciando al fundamentalismo y a los manejos de Occidente como igualmente enemigos del islam y del cristianismo, de la gente pobre y sencilla de ambos mundos, a la que intentan asustar para que se enfrente y no se una frente a sus verdaderos enemigos: los que viven centrados en el dinero, el poder, el prestigio a costa de lo que sea, y estos se encuentran en ambas frontera confesionales.



La comunidad de Tibherine es un testimonio de que el amor vence siempre sobre el odio de quienes quieren que Occidente y el Islam se enfrenten para poder así seguir engañando y aprovechándose de la buena gente de ambos mundos.




TESTAMENTO

Cuando un A-Dios se vislumbra...

Si me sucediera un día --y ese día podría ser hoy-- ser víctima del terrorismo que parece querer abarcar en este momento a todos los extranjeros que viven en Argelia, yo quisiera que mi comunidad, mi Iglesia, mi familia, recuerden que mi vida estaba ENTREGADA a Dios y a este país.

Que ellos acepten que el Único Maestro de toda vida no podría permanecer ajeno a esta partida brutal.

Que recen por mí.

¿Cómo podría yo ser hallado digno de tal ofrenda?

Que sepan asociar esta muerte a tantas otras tan violentas y abandonadas en la indiferencia del anonimato.

Mi vida no tiene más valor que otra vida. Tampoco tiene menos. En todo caso, no tiene la inocencia de la infancia.

He vivido bastante como para saberme cómplice del mal que parece, desgraciadamente, prevalecer en el mundo, inclusive del que podría golpearme ciegamente.

Desearía, llegado el momento, tener ese instante de lucidez que me permita pedir el perdón de Dios y el de mis hermanos los hombres, y perdonar, al mismo tiempo, de todo corazón, a quien me hubiera herido.

Yo no podría desear una muerte semejante. Me parece importante proclamarlo. En efecto, no veo cómo podría alegrarme que este pueblo al que yo amo sea acusado, sin distinción, de mi asesinato. Sería pagar muy caro lo que se llamará, quizás, la "gracia del martirio" debérsela a un argelino, quienquiera que sea, sobre todo si él dice actuar en fidelidad a lo que él cree ser el Islam. Conozco el desprecio con que se ha podido rodear a los argelinos tomados globalmente. Conozco también las caricaturas del Islam fomentadas por un cierto islamismo.

Es demasiado fácil creerse con la conciencia tranquila identificando este camino religioso con los integrismos de sus extremistas. Argelia y el Islam, para mí son otra cosa, es un cuerpo y un alma. Lo he proclamado bastante, creo, conociendo bien todo lo que de ellos he recibido, encontrando muy a menudo en ellos el hilo conductor del Evangelio que aprendí sobre las rodillas de mi madre, mi primerísima Iglesia, precisamente en Argelia y, ya desde entonces, en el respeto de los creyentes musulmanes.

Mi muerte, evidentemente, parecerá dar la razóna los que me han tratado, a la ligera, de ingenuo o de idealista:"¡qué diga ahora lo que piensa de esto!" Pero estos tienen que saber que por fin será liberada mi más punzante curiosidad.

Entonces podré, si Dios así lo quiere, hundir mi mirada en la del Padre para contemplar con El a Sus hijos del Islam tal como El los ve, enteramente iluminados por la gloria de Cristo, frutos de Su Pasión, inundados por el Don del Espíritu, cuyo gozo secreto será siempre, el de establecer la comunióny restablecer la semejanza, jugando con las diferencias.

Por esta vida perdida, totalmente mía y totalmente de ellos,doy gracias a Dios que parece haberla querido enteramentepara este GOZO, contra y a pesar de todo.En este GRACIAS en el que está todo dicho, de ahora en más, sobre mi vida,yo os incluyo, por supuesto, amigos de ayer y de hoy,y a vosotros, amigos de aquí,junto a mi madre y mi padre, mis hermanas y hermanos y los suyos, ¡el céntuplo concedido, como fue prometido!

Y a ti también, amigo del último instante, que no habrás sabido lo que hacías.

Sí, para ti también quiero este GRACIAS, y este "A-DIOS" en cuyo rostro te contemplo. Y que nos sea concedido rencontrarnos como ladrones felices en el paraíso, si así lo quiere Dios, Padre nuestro, tuyo y mío.
¡AMEN! ¡IM JALLAH!Argel, 1 de diciembre de 1993 Tibhirine, 1 de enero de 1994Christian.+



También os dejo aquí una noticia publicada por el ABC el 11- 07- 2009 relativa a las últimas investigaciones sobre las causas reales de su muerte.


MATANZA DE LOS MONJES EN ARGELIA: SARKOZY DESENTIERRA UN ESCÁNDALO DE ESTADO DE LOS AÑOS DE CHIRAC.

JUAN PEDRO QUIÑONERO PARÍS
Actualizado Sábado, 11-07-09 a las 23:56

La fe, esperanza y determinación de las familias de siete monjes cistercienses, asesinados en Argelia, está consiguiendo vencer tenebrosos misterios y secretos de Estado, enterrados durante trece años, culpando de la matanza a los Grupos Islámicos Armados (GIA) para “maquillar” un “error dramático” del Ejército argelino.


La noche del 26 al 27 de marzo de 1996 fueron secuestrados siete monjes cistercienses, a unos 60 kilómetros de Argel. Unos confusos comunicados atribuidos al GIA pretendían la “liberación” inmediata de terroristas y presuntos terroristas encarcelados en Francia.


Pocos días más tarde, se descubrieron las cabezas de los cuerpos degollados de los monjes cistercienses… Argel y París culparon al unísono al GIA, con quien el Ejército argelino sostenía, por aquellos años, una ensangrentada guerra civil que se cobró unos 100.000 muertos.

Las familias de los mártires cistercienses y su jerarquía religiosa tuvieron sus dudas desde el primer día: nunca aparecieron los cuerpos de los monjes cistercienses. Durante una larga década, las familias de las víctimas pidieron la apertura de una instrucción judicial, para intentar esclarecer tan oscura matanza.


El poder político supremo, en París, encarnado por el presidente Jacques Chirac, frenó y enterró políticamente el caso, hasta que, en 2004, las familias consiguieron que un juez pudiese indagar. Cinco años después, un testigo capital ha hecho declaraciones explosivas, ante el juez instructor.

Explosivas declaraciones de un testigoSegún el general jubilado François Buchwalter, consejero militar en la embajada de Francia en Argel, en 1996: los verdaderos asesinos habrían sido militares argelinos, que acribillaron a tiros, desde un helicóptero, a los siete monjes cistercienses.



Según la versión del general Buchwalter, los monjes del monasterio de Tibérine, a unos sesenta kilómetros al norte de Argel, habrían sido víctimas de un ensangrentado “montaje” destinado a “convencer” a Occidente, en general, y Francia, en particular, de gravedad de la amenaza terrorista islámica…


Según esa versión, los cistercienses habrían sido secuestrados con el fin de ser liberados “más tarde”. Pero dos helicópteros los habrían “confundido”, amordazados, “ocultos” en una gruta montañosa, y los habrían acribillado a tiros “por equivocación”. El general Buchwalter habría conseguido esa información del hermano del comandante de uno de los helicópteros que protagonizaron la matanza, antiguo compañero de armas en la escuela militar de Saint-Cyr.

Filtradas a la prensa las declaraciones del general Buchwalter, el presidente Nicolas Sarkozy se apresuró a declarar: “Las relaciones entre Francia y Argelia no pueden fundarse en la mentira. Entre amigos, es necesario decirse la verdad. La justicia francesa tendrá acceso a todos los documentos clasificados hasta ahora como secretos de defensa”.


Pidiendo que la justicia “haga toda la luz” sobre la matanza de los monjes cistercienses, el presidente Sarkozy corre el riesgo de un enfrentamiento diplomático con Argelia, y puede facilitar revelaciones sobre secretos de Estado del presidente Jacques Chirac.


La prensa oficial y oficiosa ha reaccionado en Argel con mucha vehemencia, insistiendo en el riesgo de una crisis diplomática grave. En París, los hombres de Sarkozy insisten en que la matanza de los monjes fue “enterrada” por los hombres de Chirac, hace más de una década. Mientras que Chirac, su primer ministro de la época, Alain Juppé, y su ministro de asuntos exteriores, Hervé de Charette, callan o intentan “diluir” responsabilidades.

Patrick Baudoin, uno de los abogados de los mártires cistercienses, víctimas de la razón de Estado argelina, “cubierta” por la razón de Estado francesa, denuncia la “hipocresía” de los gobernantes franceses, prestos a enterrar la matanza perpetrada “por error” por el Ejército argelino.

jueves, 1 de octubre de 2009

Conversación con el P. Thomas Keating, místico y maestro de la Oración Centrante



Por Dora Amador Morales
Tomado de http://www.alexlib.com/vozcatolica/61/dora.htm

Thomas Keating es un monje cisterciense norteamericano, que tras conocer el zen, ideó un modo de oración cristiana para guiar a la contemplación basada en la tradición monástica cristiana.


Aquí os dejo una conversación con él.



¿Qué es la contemplación?
La contemplación es la experiencia de la presencia de Dios o de la afluencia de la Gracia, en un sentido distinto a pensar en Él, o a tener sentimientos hacia Él.

Es experimentar a Dios.
Sí, en cierto grado, pero no como Dios es realmente, porque esto es algo que está reservado para la vida futura. Pero es un gustar el sabor del misterio último al que llamamos Dios en la tradición religiosa judeocristiana, y recibe otros nombres en otras religiones. Pero hay un solo Dios.

¿Cómo se puede ser místico y vivir y trabajar en medio del mundo y de sus luchas?
La respuesta a esta pregunta es la misma razón de ser de la Oración Centrante. Es necesaria una disciplina práctica para la vida cotidiana, que permita relacionarse con Dios en un nivel más profundo que el del pensamiento, o incluso del sentimiento. Me refiero al nivel de la fe, la esperanza y la caridad en el sentido de amor desinteresado.
La Oración Centrante consiste en un período durante el cual nos apartamos del ruido tumultuoso del momento presente, del medio ambiente, de nuestro propio ruido interior, de nuestros comentarios internos sobre lo que está sucediendo, y de nuestras reacciones emocionales ante ello, y entramos en lo que Jesús llama, en Mateo 6: 6, "orar en secreto".

¿Qué es, en sí, la oración centrante?
La oración contemplativa es una apertura de la mente y del corazón, de todo nuestro ser a Dios, el Misterio Último, más allá de pensamientos, palabras y emociones. Es un proceso de purificación interior que lleva, si consentimos, a la unión divina.
Es un tipo de oración que existe desde los primeros tiempos del cristianismo. Es un método diseñado para facilitar el desarrollo de la oración contemplativa al preparar nuestras facultades de forma que cooperen con este inmenso regalo de Dios. Es la frecuentación de este espacio dentro de nosotros, el cultivo de este nivel espiritual de nuestro ser, lo que nos abre a la sanación, a la “terapia divina”, por así decirlo.
La redención es la sanación de nuestra naturaleza en sus mismas raíces de pecado, y la sanación de las heridas emocionales de nuestra vida, de lo que San Pablo llama el “hombre viejo”, o de lo que la sicología gusta de llamar ir “del falso yo” al verdadero yo”.

¿En que consiste la disciplina?
Se trata de una práctica regular que nutre y fortalece esta profunda relación con Dios, que es fuente de paz en toda circunstancia, incluyendo las más desastrosas. La razón es que en la oración centrante uno encuentra a Dios como un Dios de infinita misericordia. Y esto es lo que nos capacita para mostrar misericordia hacia todas las demás personas, y para experimentar nuestra unidad con toda la humanidad, y nuestra responsabilidad por los sufrimientos de los demás en el pasado, en el presente y en el futuro.

¿Con qué regularidad debería efectuarse esa disciplina?
Se recomienda que se practique por 20 minutos, dos veces al día, con el fin de adentrarnos en el recinto del silencio. Esto crea un solaz y un reposo interior.

¿Y en qué momento se alcanza la contemplación?
Llega secretamente, o a veces abiertamente; eso depende de la gracia de Dios y del plan que Él tenga para nosotros. Lo primero que Dios hace en nuestro “cuarto interior” es confirmar nuestra bondad básica como imagen de Dios, tal como dicen las Escrituras; y entonces, Él empieza a sanar las heridas emocionales de toda nuestra vida. Los desechos emocionales no digeridos son evacuados durante el período de oración al experimentar los pensamientos que habíamos reprimido durante la infancia, porque nos resultaba doloroso encararlos. Todo lo que se necesita es volver a sentir el problema y dejarlo pasar sin intentar deshacerse de él, sino reconociéndolo, y dejar que la experiencia sea procesada.

¿Diríamos entonces que con la disciplina diaria y la apertura interior a esa presencia divina podríamos llegar a la contemplación donde reside el yo verdadero, uno con Dios?
Sí, pero no permanentemente, porque aún experimentamos las vicisitudes de la vida; pero nuestra actitud hacia esas vicisitudes cambia, y dejan de causar sufrimiento para convertirse en dolor. Y el dolor es algo que uno puede controlar. El sufrimiento es demasiado íntimo para controlarlo, a menos que uno haya llegado a un nivel más profundo de comunicación con Dios, y de que uno sea capaz de reposar incluso en medio de grandes tragedias, desastres o sufrimientos.

Usted ha dicho que toda palabra, o pensamiento que tenemos o que expresamos, afecta al mundo entero. ¿Podría explicar esto?
Eso es lo que dicen los físicos. Se trata de energía.

¿Y qué sucede cuando la energía que prima es negativa?
Daña al universo. La acumulación de energía negativa es lo que probablemente conduce a la violencia, a las guerras y al odio.

Padre Keating, ¿qué es la sabiduría para usted?
La sabiduría es saber a través de la experiencia; su cumbre es conocer, saber, convirtiéndonos en el Otro.

El Otro, ¿es Dios?
Significa Dios. No en el sentido literal de ser Dios, sino en el de participar de la Sabiduría de Dios, que consiste en la visión que Él tiene de la realidad. Pienso que hemos llegado a un momento en que Dios, en un acto de infinita misericordia, nos está ayudando a encontrar más recursos para alcanzar paz y ser capaces de ayudar a la gente a sobrellevar sus tragedias.

¿Qué lugar tiene el pecado en todo esto?
El pecado personal es optar por nuestro proyecto de felicidad basado en necesidades instintivas, como la seguridad, el poder, el afecto y la estima, y dispuesto a pisotear los derechos y las necesidades de los demás –y hasta nuestro propio bien verdadero– con tal de conseguir lo que queremos, o de escapar de lo que no queremos. De este modo, y a causa de la fragilidad de la condición humana y a la influencia de todo lo que ha sido reprimido en el inconsciente, el grado de responsabilidad o de libertad es mínimo en algunas personas, debido al daño que recibieron en su primera infancia, daño cuyo verdadero alcance sólo Dios puede juzgarlo.
Y el pecado colectivo que vemos, lo integran personas más o menos involucradas en el pecado personal.

Pero sólo Dios puede juzgar… Eso es importante, no debemos de olvidarlo jamás.
Es por eso que no podemos juzgar a los demás, porque no conocemos su historia personal, y el daño que puedan haber recibido en la fase inicial de su vida. Por ejemplo, hay personas que se han visto completamente desprovistas de afecto debido a la ausencia de sus padres, familias rotas por completo.
Y estas personas no son capaces de manifestar sensibilidad, o de llevar vidas sociales normales. No experimentan una reacción emocional ante la violencia contra otros. Si conociéramos su historia, sabríamos por qué.

Usted tiene 80 años, posee una vitalidad increíble, y está profundamente implicado en el diálogo interreligioso. Admirable.
Sí, ando en muchas cosas, que en realidad son una sola. Además del diálogo interreligioso, estoy implicado en el diálogo intermonástico con el budismo, el hinduismo. Sigo el desarrollo de nuevos recursos y evalúo nuevos programas para responder a nuevas necesidades.
Pero el trabajo principal sigue siendo propagar la Oración Centrante, por eso viajo tanto. Espero dar conferencias algún día sobre sanación holística, porque la profesión médica está empezando a reconocer la necesidad de la dimensión espiritual de la oración, una vez más. Los médicos reconocen que la gente puede curarse mediante la meditación y la oración, y no sólo mediante compuestos químicos.

Es la “terapia divina” que todos buscamos.
Sí, terapia divina, porque no es sólo una relación, una amistad con Dios que nos transforma para bien; es una relación médica también. La oración contemplativa es en verdad la sanación del cuerpo, de la mente y del espíritu.