lunes, 14 de junio de 2010

El peligro del silencio en la vida comunitaria.


La vida cisterciense es una vida de soledad y de comunidad, el silencio debe estar equilibrado con el diálogo. Vivido de modo equilibrado y no rígido puede ser un instrumento para conectar con lo más íntimo nuestro, nuestra dimensión espiritual. Sin equilibrio empobrece la vida de las comunidades.


Este equilibrio se perdió con la restauración trapense que exageró la dimensión penitencial y el valor del silencio, olvidándose de los peligros que este desequilibrio puede llegar a producir: deshumanización de las comunidades. Aquí os dejo una breve descripción de los peligros del silencio.

Tomado de http://www.almas.com.mx/almas/artman/publish/article_2506.php


“Hay pocas cosas tan ensordecedoras como el silencio”
Mario Benedetti

El silencio es un palabra de gran impacto, que irónicamente dice mucho, pero nadie escucha nada.
En mi experiencia cercana a comunidades religiosas he notado que la cuestión del silencio se repite constantemente y no me refiero a un voto o a una enmienda por parte de la comunidad, me refiero al silencio que cada uno de sus miembros sufre y lo vive en silencio, siente el dolor, la tristeza y hasta la felicidad, pero la vive sin compartir, sin expresar a las personas cercanas, a sus “hermanos(as)” lo que le ocurre.


El silencio de alguna manera se asemeja a la muerte, ¿Pero a la muerte de qué?


¿A la muerte del vínculo con las personas? ¿A la muerte de ya no saber lo que sentimos?


Por que el silencio es el primer recurso donde se busca aparentemente un refugio de guardar, de esconder lo que sucede, de ocultar lo que pensamos y sentimos ¿Por que hay tanto miedo de hablar?


Las comunidades religiosas que más se comunican y expresan entre ellos(a) lo que les ocurre, los problemas que suceden en la rutina diaria del trabajo, es una comunidad más sana, donde por lo menos hay conocimiento claro de lo que acontece y por lo mismo resulta más fácil abordar los problemas y los conflictos que se dan a nivel interpersonal entre los hermanos(as) y a nivel personal.


Saber lo que ocurre, saber la verdad, conocer los problemas, calma la angustia entre sus miembros, evita que cada uno eche a volar su imaginación y construya circunstancias que tal vez ni existen, por eso “saber” siempre es mejor que: “no saber”, la verdad por más dura que sea, se tolera aunque duela, aunque enoje y entristezca, pero es tener el control de lo que ocurre.


El silencio nos desconecta del mundo y por ende nos desconectamos de nosotros mismos, de lo que sentimos y de lo que nos preocupa y sobre todo de lo que somos y quienes somos.


El silencio es el vació, es la nada y es lo que más nos aleja del amor, del amor al prójimo y del amor a Dios.

El silencio nos aproxima a la inexistencia y a la oscuridad, que se funde en el dolor y que como religiosos(a), sería fundamental que trasmitieran la sensación de “ vida” y por ende del amor y solo hablando y por medio de la palabras es que uno hace real lo que callamos dentro.

6 comentarios:

  1. El verdadero silencio siempre nos acerca a los demás. Si nos separa, es que nos equivocamos de silencio...Un abrazo: Joan Josep

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  2. Tienes mucha razón Joan Josep. El silencio no es un valor a cualquier precio, como tampoco el hablar.

    un abrazo también para ti.

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  3. ¡HolaJosé Antonio! es la primera vez que me atrevo a escribirle y es para constatar que tiene mucha razón.
    El silencio interior, amoroso es que que nos acerca a Dios y a los hermanos, pero hoy hay más silencio de aislamiento, que silencio de amor.
    Las comunidades numerosas, para poder hablar, es como si te tocará la lotería y si tienes la oportunidad de tomar la palabra, pronto a alguién le impacienta y te corta. Total, puedo decir que somos muchas hermanas que nos pasamos meses, sólo escuchando lo que cuentan las mismas personas en la recreación.
    Una ya se acostumbra a estar con la boca cosida, tal como muestra en su portada,y tiene que estar muy equilibrado en su interior para no salir fuera del convento a buscar lo que no halla dentro.
    Silencio, sí , para favorecer esa amistad con Dios, ese diálogo amoroso, pero de aquí a no poder nunca o casi nunca hablar en los tiempos propios de hacerlo es una deshumanización comunitaria. Este tema lo estoy tratando en el libro que estoy escribiéndo hace como 2 años.Mi tiempo es muy limitado.
    Mi gusta su blog, pero no me he sentido capacitada para hecerle ningún comentario, no conozco su espiritualidad. Intentaré conocerla.
    Gracias.
    Con ternura.
    Sor.Cecilia

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  4. Muchas gracias sor Cecilio por su transparencia y autenticidad, es un placer contar con la presencia de una contemplativa, que transparenta su experiencia en sus escritos.

    Mucho ánimo con el libro, puede hacer mucho bien a las nuevas y nuevos religiosos, para que nuestra vida, sea cada vez más humana y más evangélica.

    La vida religiosa es un gran don que no debemos permitir que pierda su valor humano y espiritual,

    muchas bendiciones, un gran abrazo.

    José Antonio.

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  5. Buenas noches, querido José Antonio... después de algun tiempo aparentemente lejana de los blogs vuelvo a reaparecer , aunque sólo sea para mirar mis anteriores blogs casi con añoranza, y para hacer una visita... a tu casa, en la que me siento a gusto, cómoda, con luz y aire fresco.

    Si...ese Silencio del que hay una parte importante a defender , la que es vivida como experiencia de amor -como tan bien describe Benedetti- tiene una parte de peligro que es ese fantasma del cerrazón en uno mismo, del ego que se da excesiva importancia en sus neuras... que hace que se magnifique en su distanciamiento todo dolor, todo atisbo de orgullo. Y es entonces cuando ese Silencio verbal y mental -al menos debería ser eso último también- debe hacernos entrar en contacto con ese AMOR CRISTICO... con esa SABIDURÍA... y es entonces también cuando esos dos aspectos internos y Divinos...nos acercan a los demás...pues realizarlos borra toda dualidad, aunque sea gradualmente. EL ESPIRITU SANTO es quien en relaidad lo hace todo en el SILENCIO...nos sana, nos guía, nos clarifica, nos instruye...lo que pasa es que nosotros confundimos relizar ese silencio con aspectos más confusos, neuróticos, proyecciones...

    La experiencia auténtica del SILENCIO es VERDAD. Y a entregarnos a ÉL, A LA VERDAD... esta no puede separarnos del otro...pues toda separación es dualidad...y el verdadero SILENCIO EN DIOS Y EN CRISTO Y EN EL ESPIRITU ES UNIDAD. Nos unifica internamente, sanándonos, dandonos profundidad, claridad, profundiad , comprensión nuestra identidad verdadera y la del otro que es en esencia la misma, y cuando experimentamos esa UNIDAD INTERNA EN EL ESPIRITU, SOMOS UNO CON EL OTRO...y es entonces... cuando realizamos la verdader Compasión Universal, aunque sea gradualmente debido a nuestros múltiples velos.

    Bueno... perdona si no me he explicado bien... pero hablo desde mi sencilla y pobre experiencia.

    Me alegra visitarte...en realidad te tengo por un amigo espiritual.
    Hoy, martes de tiempo cambiante...ÉL me ha llevado a tu cámara... en silencio de la noche... y a la vez en el murmullo y sinfonia espiritual de las palabras, desprendidas de mi corazón hermano.

    Iré visitándote... aunque sea de tanto en tanto.
    Un fuerte y sincero abrazo de hermana a hermano, en CRISTO.

    Hasta pronto, querido José Antonio.

    Carmen Piña

    concienciaprimordial.blogspot.com

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  6. Me alegra mucho volver a saber de ti, me alegra que rompas de vez en cuando el silencio para expresar lo que llena tu corazón y a la vez sepas vivir el verdadero silencio que unifica y es encuentro, que no aleja de la realidad sino que une más a ella.

    Ya sabes que esta es tu casa.
    un abrazo.

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