miércoles, 17 de febrero de 2010

La Vida Monástica no puede permitirse el lujo de vivir desde una arqueología carismática, fragmento de un artículo de Cándida Saratxaga, abadesa.


Tomado del artículo "Abiertos al Espíritu"




Nos encontramos en “un mundo que cambia”, un mundo en tránsito y que no sabemos muy bien “¿hacia dónde o a hacia qué?”. Es posible que necesitemos alguna generación monástica más para percibir claramente la novedad que ya desde ahora está generando el Espíritu. Pero una cosa es clara: la novedad de vida de monástica del futuro depende de la novedad de vida que ya debería estar provocando en nosotros el Espíritu.

Los cambios culturales, repentinos y radicales, deben motivar nuestra fe, impidiéndonos aferrarnos a cierta imagen de lo divino, a utilizar nuestra tradición, “las observancias”, para evitar convertirnos (cambiar la mente y el corazón). La vida monástica “busca” a Dios, no le posee. Por eso está siempre motiva al replanteamiento para exteriorizar cada vez mejor toda la absoluted que tiene dentro. No puede permitirse el lujo de vivir desde una arqueología carismática que reproduce y copia una forma arquetípica. Sino que tiene que traducirse constantemente desde el Evangelio a los hombres de hoy que tienen gran sed de espiritualidad viva y vivida.

Pero tampoco vale, por otra parte, acoger acríticamente cualquier novedad como deseo del Espíritu, sin darse cuenta de qué está en juego en ella. Conjugar el “semper” del hecho revelado y el “novum” de la historia de cada día desde Cristo, en la Lectio de cada día, como memoria y profecía será siempre el cometido esencial del discernimiento monástico y la garantía perenne de que estamos y seguimos a la escuchadel Espíritu.

2 comentarios:

  1. Hola querido José Antonio... sin estar cualificada para hablar de ello...sólo dar mi humilde opinión.

    Desde mi contacto durante tiempo en retiros con monjas de Clausura - al as que sólo veía en la Liturgia de las horas repartida por todo el día... y no a todas sino alguna de ellas... y a la que me pasaba la comida a mi aposento- pude darme cuenta de que esa orden -con todos mis respetos- necesitaba AIRE. Conocí a las contemplativas del Cister...algo más abierto y expansivo... más cercano. Y siempre les decía que deberían modificar ese hábito -sobre todo las carmelitas- que hoy en día -aunque parezca una nimiez- resulta desfasado.

    Yo venía de retiros con monjes y lamas, con monjas budistas...y claro -ya sé que cada cosa es cada cosa- pero eso del hábito de las contemplativas... era superior a mí :)))!.

    Luego me enteré que potra Ordenes no eran tan cerradas como éstas del Carmelo... Aunque todo y eso las quiero un montón... Tengo amigas monjas franciscanas, teresianas,escolapias... y paulinas.

    Pero de esos retiros del carmelo... todo y siendo una devota tremenda de las 2 Teresas... Santa Teresa y Santa Teresita... hoy en día creo debería evolucionar. Estuve en el carmelo de Mataró donde vivió mi amada Cristina KAUFFMAN...y éstas eran de otra manera...no digo que mejor ni peor... pero el hábito era más práctico.

    Perdona esa mania con el hábito..ya ves... pero todo es significativo. Eñl hábito de los monjes me parece estupendo... aunque desde mi amistad espiritual con Javier Melloni y otros jesuitas... aprendí a darle una importancia relativa... Pero todo y así... me encanta ver a los monjes con su hábito.

    Bueno, hermano...gracias por tus aportaciones... Dispongo de poco tiempo...pero cuando puedo... te vengo a visitar... y a ver.

    Un Abrazo en CRISTO.

    Carmen.

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  2. Hola Carmen:

    Estás muy cualificada para hablar sobre el tema por muchas razones, y no sólo respecto al monacato cristiano sino también al budista.

    Efectivamente las órdenes deben evolucionar manteniendo lo esencial y sin quedarse atrapadas en formas que son relativas y por tanto es importante que se vea su relatividad adaptándolas a la cultura y antropologái actuales, precisamente para poder vivir lo esencial en nuestro tiempo.

    A mi también me parece extraño el hábito de algunas carmelitas muy tradicionales ¡Y no sólo el hábito! Prácticas como la flagelación, ducharse vestidas y cosas así, se hacen en algunos conventos que se tienen por muy espirituales. Es una minoría y la mayoría ha evolucionado y mantiene un espíritu abierto y acogedor, alegre y centrado en lo esencial y no en mantener formas del passdo.

    Gracias por tu aportavción, un abrazo.

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