El Koan es un hecho o un dicho pronunciado o realizado por un maestro zen para manifestar o provocar la experiencia de la “iluminación” en el discípulo.
El Koan zen intenta ayudar a alcanzar la “mente original” (Honshin), nos intentan ayudar a darun paso más en el Camino espiritual, es una luz en ese camino, por eso, no tiene sentido ( o su sentido es banal) leído desde la mente racional, dual, la “mente calculadora”.
En sus orígenes los Koan eran espontáneos entre los maestros y los discípulos, más tarde fueron coleccionados y se elaboraron sistemas que los clasifican y señalan el orden en que deben ser “estudiados”, siendo el “método” de Hakuin el más seguido en la actualidad, en especial, en la escuela rinzai del zen japonés.
En la tradición monástica cristiana podemos encontrar un paralelismo (un equivalente homeomórfico diría Panikkar) con los Koan, se trata de los Apotegmas o dichos y hechos de los Padres del Desierto, los fundadores de monacato cristiano en Egipto y cercano Oriente entre los siglos III y IV. Se Trata igualmente de colecciones que recogen anécdotas y dichos de los Padres pronunciadas con ocasión de las consultas que diferentes personas les realizaban sobre el camino espiritual. Eran las llamadas “Palabras de Vida” o “Palabras de Salvación”.
En el cristianismo el estudio contemplativo de las Escrituras y de los apotegmas y otros escritos de la tradición cristiana era la llamada Lectio divina, un método que nunca se sitematizó tanto como el método de los koan zen y que simpre ha tenido en cuenta la importancia de la espontáneidad y la libertad del Espíritu en el estudio de las "Palabras de Vida", sin que ello fuera impedimento para necesitar confrontar nuestras impresiones con un maestro o director y con la enseñanza de la Iglesia.
Con el declive de la mística en Occidente estas colecciones de apotegmas y de escritos místicos se han intentado estudiar desde un punto de vista teológico o moral, pero el punto de vista adecuado es el espiritual, más allá de la razón, el punto de vista “koanico” o místico.
El encuentro con el zen puede ayudar a la tradición cristiana a redescubrir el sentido y la función de los apotegmas, así como de otros escritos de los místicos cristianos (p. e. San Juan de la Cruz).
En el pequeño camino de zen cristiano y cisterciense, que intentamos vivir en los talleres, se utilizan los escritos de los místicos cistercienses como si fueran Koans o Apotegmas. El método del Koan sirve para renovar la lectio divina o lectura contemplativa de la Escritura y la tradición cristina, evitando que se convierta en un simple estudio moral, teológico o una lectura puramente sentimental y subjetiva de los textos.
Por otro lado, la espontaneidad que la lectio divina ha mantenido en el cristianismo puede ayudar al zen a recuperar el aspecto de espontaneidad que tenían los Koan antes de su excesiva sistematización por las escuelas monásticas budistas, hasta el punto de señalar una “respuesta” correcta para cada Koan de un modo excesivamente rígido y estereotipado.
Creo que hoy los Koan cristianos y la aportación que la lectio divina cristina puede hacer al método de trabajo con ellos, pueden ser un camino de renovación de ambas tradiciones, zen y cristiana, y un modo de acrecentar la luz que se puede recibir tanto de la vía zen como del cristianismo (sin confundir ni mezclar ambas vías).