Sabemos de una triple venida del Señor. Además de la primera y de la última, hay una venida intermedia. Aquellas son visibles, pero ésta no. En la primera, el Señor se manifestó en la tierra y convivió con los hombres, cuando, como atestigua él mismo, lo vieron y lo odiaron.
En la última, todos verán la salvación de Dios y mirarán al que traspasaron. La intermedia, en cambio, es oculta, y en ella sólo los elegidos ven al Señor en lo más íntimo de sí mismos, y así sus almas se salvan […] Esta venida intermedia es como una senda por la que se pasa de la primera a la última: en la primera, Cristo fue nuestra redención; en la última, aparecerá como nuestra vida; en ésta, es nuestro descanso y nuestro consuelo.
Y para que nadie piense que es pura invención lo que estamos diciendo de esta venida intermedia, oídle a él mismo: El que me ama —nos dice— guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él. He leído en otra parte: El que teme a Dios obrará el bien; pero pienso que se dice algo más del que ama, porque éste guardará su palabra. ¿Y dónde va a guardarla? En el corazón, sin duda alguna, como dice el profeta: En mi corazón escondo tus consignas, así no pecaré contra ti…
De S. Bernardo, Abad. Sermón 5 en el adviento del Señor.
En la última, todos verán la salvación de Dios y mirarán al que traspasaron. La intermedia, en cambio, es oculta, y en ella sólo los elegidos ven al Señor en lo más íntimo de sí mismos, y así sus almas se salvan […] Esta venida intermedia es como una senda por la que se pasa de la primera a la última: en la primera, Cristo fue nuestra redención; en la última, aparecerá como nuestra vida; en ésta, es nuestro descanso y nuestro consuelo.
Y para que nadie piense que es pura invención lo que estamos diciendo de esta venida intermedia, oídle a él mismo: El que me ama —nos dice— guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él. He leído en otra parte: El que teme a Dios obrará el bien; pero pienso que se dice algo más del que ama, porque éste guardará su palabra. ¿Y dónde va a guardarla? En el corazón, sin duda alguna, como dice el profeta: En mi corazón escondo tus consignas, así no pecaré contra ti…
De S. Bernardo, Abad. Sermón 5 en el adviento del Señor.
Es esta venida la que sin duda es necesaria y determinante en los tiempos en que vivimos. Es esa vivencia crística la que posibilita que la persona alcance en su obrar su dimensión más profunda, esto es, humana.
ResponderEliminarEstoy totalmente de acuerdo con lo que compartes José, necesitamos urgentemente una revolución de humanización y sólo desde la inclusión de la dimensión espiritual esta podrá ser verdaderamente eficaz.
ResponderEliminarsaludos.
Es un punto CLAVE.... UNA LLAVE que ÉL a todos nos da para recibir el GRAN AMOR DE DIOS, del que ÉL nos dió testimonio.
ResponderEliminarPero depende de que despertemos a ESA LLAMADA... RESPONDAMOS con nuestro SEGUIMIENTO A ESE ENCUENTRO QUE DIA A DIA ÉL realiza en nosotros... que nos demos cuenta de cuando somos TOCADOS por su MANO y SU AMOR.
Esto no deja de ocurrir cada dia... pero sólo utilizamos nuestros sentidos físicos... y para VERLE en nuestra existencia debemos hacerlo con los sentidos espirituales, del ALMA que le anhela y espera.
Un abrazo siempre nuevo, querido hermano José Antonio... cálido y fresco a la vez.... esperando su ETERNO RETORNO... ESE INICIO INTEMPORAL.